Mención Honorifica – Concurso Internacional
Autores: Ezequiel Spinelli – Julián Kelis – Javiera Gavernet – Fabio Estremera
Colaboradores: Josefina Bátiz – Antonella Bracco – Giovanni Mario Pemintel – Joaquín Traverso
(re) Vivir la Ciudad.
Invención.
Si pudiésemos sintetizar en una reflexión el sentido de la ciudad diríamos, casi con absoluta certeza, que es la invención más compleja que pueda presentar a la humanidad; expresada tanto por la colectivización de su construcción, como por lo que el devenir de los tiempos y sus sucesivas transformaciones ha demostrado; por la capacidad de adaptaciones a las que se las ha sometido, y podríamos seguir con una lista casi interminable de «porqués».
Las connotaciones que la misma ha adoptado a lo largo de la historia de la humanidad han ido variando de signo, propio de la importancia del mismísimo devenir. Nuestro tiempo nos encuentra en una disyuntiva particular, pero que al mismo tiempo, pareciera iniciarse en una estructura cíclica en la cual las crisis mutan sus ejes pero el rasgo particular es que se requieran adaptaciones en lapsos de tiempo cada vez más cortos.
Nuestro punto de vista acerca de la ciudad tiene que ver con el sentido de continuidad histórica. Trabajar en encontrar los lazos de la historia, sin renunciar a la contemporaneidad, alejándonos tanto de la réplica como del impulso de invención per se. Por parte, es como entendemos a la modernidad; como aquel fenómeno que, en sus mejores versiones, fue capaz de tomar la posta de la historia con los pies en su tiempo; pero también, es justo decirlo, este germen está en toda buena arquitectura cualquiera fuese su escala de acción.
Por ello, creímos necesario extraer, identificar y reflexionar sobre aquellas relaciones, componentes, tipos y ambientes que han sedimentado en nuestros territorios (físicos y culturales) a lo largo de los siglos para, desde allí, reordenar las piezas del tablero mas valioso producto de nuestra civilidad.
América, Chile, Talca. Territorio e Infraestructura.
El continente americano le ha puesto el cuerpo a un innegablemente traumático encuentro de culturas. En América del Sur en particular lo ha enarbolado principalmente la cultura Portuguesa que trajo consigo el Tratado de Tordesillas y, de manera más extensa y pregnante, la cultura hispánica con el Tratado de Indias. Sobre esta matriz última se abrió paso la ocupación masiva del territorio americano previo a la existencia de las Naciones, en muchos casos sobre la huella de las culturas originarias. El grado de abstracción y neutralidad de este sistema de ocupación territorial impuesto sobre el soporte natural, funcionó de manera desigual en las cambiantes topografías de América adaptándose de mejor manera en aquellas condiciones de planicie, llanuras y valles. Prueba también de que aquello que se origina como un sistema abstracto, aplicado en el territorio, construye con el paso del tiempo particularidades identitarias que lo hacen únicos aun compartiendo lógicas generales, elementos, y componentes similares a otras tantas ciudades de América. Talca no escapa a esta condición y a la vez tampoco a su particularidad; la pregunta es: ¿qué elementos de esa cultura han devenido en identitarios, como extraer aquellos componentes con alto grado de universalidad, actualización y adaptabilidad?
Retícula, Damero, y Manzana.
La primera de las preguntas hace foco sobre la necesidad de reconocer la retícula como el primer elemento de orden general y sobre el cual se pueden desplegar las estrategias siguientes. Principalmente porque es el «elemento dado» y en el cual las reglas subsiguientes encuentren un punto de anclaje con el pasado y con el futuro.
El siglo XIX madura y sintetiza los temas preponderantes de la retícula: El desarrollo de Cerdá para Barcelona, el Plan de Otto Wagner para Viena, El Amsterdam Zuid de Berlague, la traza de Manhattan de Simeon de Witt, son solo la muestra de la versatilidad de la cuadrícula cuando las preguntas se orientan correctamente.
Los mejores ensayos de la modernidad versaron sobre la escala de la misma (ejemplo las investigaciones de Hilberseimer en la «ciudad vertical» de 1925). Con la maduración se sumó la superposición de actividades liberando a la resultante de la cuadrícula de la formalidad del bloque único. Casos paradigmáticos como el Plan para la reconstrucción de Le Havre de A. Perret, la Manzana en el centro de Vaasa de Viljo Revell, la reconstrucción del Linjbaan de Rotterdam a cargo de Bakema y Van der Broeck, el Conjunto Nacional en Sao Paulo de David Libeskind, constituyen una buena prueba de ello; a setenta años muestran su vigencia y grado de adaptabilidad.
Comprender a la ciudad como un «damero» significa consolidarla desde el sentido que le imprime la retícula donde, el rol a cumplir por cada elemento resultante de ella es, ante todo, consolidar su carácter sin por ello homogeneizarla de manera uniforme. Si la manzana es la pieza determinante a la materializar la retícula, su capacidad de adaptabilidad para absorber diferentes condiciones de: preexistencias, bordes, densidades, grados de porosidad, ocupación del suelo, proporciones, orientaciones, escalas y usos es ineludible.
Sistema y Densificación
Aquellas condiciones enunciadas solo pueden convivir bajo un sistema de orden abstracto pero con componentes y premisas muy precisas que nos conduzcan de manera natural hacia una densificación de la retícula original de la ciudad. Como todo sistema tiene componentes y relaciones entre los componentes, a ello se le suma la condición de la densificación; si el deseo es revivir nuestras ciudades la densificación tiene que conectar con calidad de vida y este concepto no es una condición solamente ligada al confort sino que debe ser capaz de poner en valor y reconociendo aquellos componentes de la ciudad tradicional que funcionan y que simplemente requieren una actualización y/o adaptación, de aquellos que carecen de sentido o han perdido utilidad.
Manzana, escalas, y esquinas. Regularidad para la diversidad.
De la reflexión anterior surge El Anillo como la herramienta urbano-arquitectónica portadora de escala a nivel de vereda, capaz de definir la calle y la esquina como elementos positivos de la retícula. Esto se constituye en sistema con la capacidad para regular (tanto en alta densidad como en la mediana y áreas de transición), las condiciones espaciales que las densidades configuran.
Esta pieza absorbe las posibilidades que sobre o dentro de ella puedan surgir; puede alterar su escala dependiendo de su contexto entre un nivel a un máximo de cuatro como el propuesto para la manzana de la cárcel. Como en «la Gran Manzana» lo que emerge desde la cota +12.50 se puede configurar bajo otras reglas, y desde la propia normativa adoptar: variaciones de límites, de altura, de porosidades, de formas, colores, materiales, etc.
La Manzana en el sistema del eje Alameda. Conexión Norte-Sur
Entendemos el área de concurso inmerso en un sistema urbano preciso cuya característica principal es la transición entre el tejido compacto de calles regulares y el borde a la Alameda. Esta condición abre paso a la necesidad de comprenderla como la pieza del sistema que articule las dos condiciones; por ello priorizamos la permeabilidad del tejido propuesto en la conexión norte-sur, tensionando el espacio urbano en tal dirección y buscando favorecer las transparencias que den cuenta de forma recíproca, de la presencia de ambas situaciones.
El Anillo y la Memoria Urbana. La manzana de la cárcel.
El muro perimetral de la actual cárcel constituye un elemento de fuerte impacto en la memoria urbana del sitio, no obstante su valoración es negativa y su permanencia no solamente reforzaría tal valoración sino que además impide la construcción de nuevas relaciones en el espacio público.
La consolidación de anillo continuo viene a mediar entre la memoria y el futuro, transformándolo en un hecho con signo positivo que potencie nuevas relaciones; es que el anillo además de mantener la memoria urbana con su perímetro sino que suma a la recova como elemento urbano perdido para fortalecer la espacialidad de la estrechez de las veredas, pasando al interior del espacio público; rodeándolo todo cuanto espacio público exista en la planta baja.
Anillo y recova escalan el espacio público: el de la calle y el espacio público «interiorizado». El lleno de la cárcel es reemplazado por su negativo, abierto y libre, producto del soterramiento del programa público de gran escala que fabrica su espejo en el exterior. Este nuevo espacio es conectado por pasajes en ambas direcciones que se nutren además de los bordes consolidados que le otorgan escala y actividad.
Escalas y Usos. Compacta, Porosa, Abierta, Regular, Libre, Intensa, Mixta, Sinérgica.
Así la propuesta se presenta: – Compacta hacia afuera, pero – Porosa, Abierta y pública hacia adentro; – Regular y ordenadora a una escala de proximidad y a nivel de planta baja; – Libre y dinámica desde la cota 12.50 al promover la liberación de la formalidad del anillo hacia relaciones espaciales con reglas propias; – Intensa: al soterrar el programa público cubierto de gran escala y con ello fabricar otro a cielo abierto; – Mixta al producir un espacio público regulado por horarios en la cota +12.50 de uso mixto, recreativo, deportivo, que goce de las ventajas de no entrar en contacto con la movilidad y el tráfico y que por la noche y la mañana y feriados descanse sólo para uso colectivo de los habitantes; y – Sinérgica con el medio ambiente optimizando los recursos para contrarrestar y equilibrar el consumo con la producción de energía en las zonas de cubierta combinadas áreas para prácticas de autocultivo que dinamicen las relaciones entre la vivienda y la ciudad propiciando formas de habitarla que logren condensar las ventajas de la casa con solar en el ámbito dinámico de la ciudad.
Estructura programática de la propuesta. Espacios interiores
La propuesta se organiza en estratos horizontales y verticales.
En horizontal el centro, en dirección este-oeste es ocupado por los programas públicos estructurados a partir de los espacio de grandes superficies y luces libres tanto para el Espacio Ciudadano (E.C.) como por el Centro de Convenciones (C.C.). Ubicado bajo la cota de planta baja esta operación garantiza el espacio público abierto ubicado sobre su cubierta; así tendrán su lugar: manifestaciones artísticas, culturales, eventos sociales, ferias regionales y encuentros que sinegicen con las actividades que la rodean (a los lados y por debajo), reafirmando la neta condición pública del espacio.
Esta decisión libera además de los conflictos de vecindad que puedan producirse al evitar superponer áreas privadas sobre áreas públicas. En las cabeceras de este espacio sobre Alameda y Calle 3 norte se disponen los accesos a los espacios bajo nivel y hacia arriba a oficinas públicas y acceso a la cubierta del Anillo.
Hacia las calles 2 y 3 Poniente, el programa se organiza en vertical de la siguiente manera: – tres subsuelos con pisos a medio nivel para estacionamientos vehiculares que suman aproximadamente 500 plazas. Este sector sirve tanto a viviendas, a oficinas, al abastecimiento de comercios, a la logística y al público asistente tanto al C.C. como al E.C. Al encontrarse claramente diferenciado en dos sectores facilita la organización futura de los mismos.
Sobre los estacionamientos, el sector comercial se concentra sobre planta baja construyendo sinérgicamente la urbanidad del sector tanto hacia las calles como hacia el espacio público interior. Le siguen tres niveles que alojan los programas administrativos y cuya disponibilidad está sujeta a la flexibilidad de organización que supone contar con dos núcleos en cada sector más un sistema de movimientos de accesibilidad pública ubicados en los lados cortos del anillo en ambas caras.
Un nivel de despegue de uso mixto, articula los dos volúmenes proyectados para la vivienda. El contrapunto entre ambos enfatiza las libertades expresadas en los párrafos anteriores y procura además abrir la oferta de posibilidades y preferencias como también de: tipos de usuario, accesibilidad económica, formas de vida, relaciones entre lo doméstico y el trabajo. Este contrapunto dinamiza además el carácter de aquello que se ve liberado al desconectarse de la planta baja y sus condiciones. Las cubiertas de estos cuerpos proponen usos que pueden colectivizarse y ofrecen un sostén energético para absorber las necesidades de toda la manzana.
Usuarios y Administradores. Espacios exteriores. Tres categorías
El proyecto reconoce al espacio libre en la planta baja como lo público irrestricto. Por tal motivo, los programas públicos (Municipales y Regionales) son quienes lo garantizan con sus cubiertas; esto conlleva que los pasajes en dirección Calle 3 Norte – Alameda tengan el carácter público, mientras que los de menor jerarquía situados en dirección Calle 2 – Calle 3 Poniente, permanezcan abiertos durante el día y se cierren durante la noche bajo la administración conjunta entre comercios, oficinas.
La cota +12,50 es el espacio «híbrido del proyecto»; Este espacio de uso para la ciudadanía pero con usos con restricción de horas y días. Podría ser administrado por un consorcio integrado por todos usuarios permanentes de la manzana en porcentajes acordes. El sentido de este lugar es recuperar una cota pública que habilite a la recreación, el deporte y la interacción al tiempo que se redescubra el paisaje de la Talca y su territorio para el ciudadano y no solamente para el habitante de la manzana. Restringiendo horario y días no laborables se constituye en un espacio para redescubrir Talca mientras se acude a realizar trámites en las dependencias alojadas en los primeros dos niveles sin excluirlo del uso de los vecinos de las viviendas o la recreación de los trabajadores con las copas de los árboles a los pies.
Las cubiertas se transforman en espacios de uso comunitario. La propuesta trabaja sobre hipótesis, alternativas; desde las prácticas de agricultura urbana a baja escala hasta espacios recreativos las cubiertas constituyen un espacio necesariamente habitable, aptos para encontrarse en comunidad. Pero además son el espacio ideal para equilibrar, desde lo posible, los temas más acuciantes del cambio climático; interpretar la cubierta como el lugar donde conviven lo comunitario y la conciencia ambiental con el paisaje del territorio como testigo.
Factibilidad y Etapabilidad.
La articulación de los dos temas descriptos arriba lleva en su génesis la factibilidad operativa de proyectos de esta naturaleza. El proyecto queda sujeto tanto a su etapabilidad como a la interacción de distintos actores en la construcción del proyecto, apoyado en la estrategia general de los tres sectores en horizontal y la estratificación articulada en vertical de los dos sectores laterales sobre las calles 2 y 3 poniente.
Accesibilidad.
El proyecto garantiza tanto la movilidad como la accesibilidad universal a todos los espacios públicos, comunitarios y privados como así también en la disposición estratégica de los sistemas de movimiento contemplando las normativas en cuanto a distancias y salidas de emergencia, organizando los sistemas y medios de salida de manera de poder ajustarse a futuro con los proyectos específicos para cada área programática.
Medioambiente.
La primera decisión al respecto está vinculada a la propuesta de tejido; las distancias, el asoleamiento, las relaciones entre lo construido y lo libre son el punto de partida para que la inquietud por lo medioambiental no sea un mero «set» de dispositivos y herramientas que se le aplican a un edificio. Entendemos que, en la naturaleza del concurso, las «arquitecturas» que se definan podrán ser muchas por lo tanto el aporte que desde aquí se pueda sugerir tiene que ver con esas decisiones de índole estratégico que refieren por igual al tejido propuesto, la organización del programa y sus relaciones y su clara estratificación.
Por esto decimos y con ello volvemos al principio: (re) vivir la ciudad conjuga y completa la acción compleja de organizar una porción de ciudad bajo un elemento de alto valor cultural como es «La Manzana»; en su reflexión necesariamente se imbrica todo: pasado, futuro, diversidad, superposición, respeto, y también: densidad, movilidad, calidad de vida y con todo ello el medioambiente; nuestro medio.